Como hacer kombucha: la guía para prepararla en casa fácilmente

La kombucha es una bebida fermentada que ha ganado popularidad en todo el mundo, particularmente en la última década, gracias a su perfil rico en probióticos y a sus atribuidos beneficios para la salud. Desde mejoras en la digestión hasta propiedades antioxidantes, la ciencia está comenzando a respaldar algunas de estas afirmaciones.

Con raíces que se remontan a la antigua China hace más de 2000 años, su consumo ha cruzado continentes y culturas. A medida que las personas se han vuelto más conscientes de la salud y de la importancia de la alimentación en el bienestar general, ha surgido un renovado interés en aprender cómo hacer kombucha en casa.

En este artículo, te sumergirás en el apasionante mundo de la kombucha y aprenderás a prepararla por ti mismo.

Ingredientes básicos para hacer kombucha

Para los entusiastas de las bebidas fermentadas y aquellos que se aventuran por primera vez en cómo hacer kombucha, es crucial comenzar con buenos ingredientes. La base es el té, que puede variar según tu gusto personal. Aunque el té negro es tradicional, el verde y el blanco ofrecen sabores más sutiles.

El azúcar actúa como alimento para el SCOBY, esencial para la fermentación. Hablando de SCOBY, este es un acrónimo que describe un «cultivo simbiótico de bacterias y levaduras».

Piensa en él como el motor de la kombucha. Para iniciar el proceso, también necesitarás un poco de vinagre blanco o kombucha de un lote anterior, para establecer un ambiente ácido seguro.

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Proceso de elaboración paso a paso

1. Preparación del té

La base de toda buena kombucha comienza con un té bien preparado. Comienza hirviendo agua, y por cada litro, agrega 70 gramos de azúcar. Algunos expertos sugieren que el uso de azúcares orgánicos puede ofrecer un sabor más profundo. Una vez disuelto el azúcar, introduce las bolsitas de té o, mejor aún, el té suelto.

Permitir que el té se infusione correctamente es esencial para obtener una rica base de sabor. Al enfriar el té a temperatura ambiente, estás asegurando que el SCOBY, que es sensible al calor, no se dañe en el siguiente paso.

2. Añadir el SCOBY

Al introducir el SCOBY en el té azucarado, estás iniciando un proceso fascinante de fermentación. Pero primero, al añadir los 100 ml de vinagre blanco o kombucha de otro lote, estás acidificando el medio, lo que evita el crecimiento de bacterias no deseadas y patógenos.

Asegúrate de manejar el SCOBY con manos limpias y de no introducir utensilios metálicos, ya que el metal puede alterar el proceso.

3. Fermentación

Este paso es donde la magia sucede. Al cubrir el recipiente con tela y asegurarlo, estás permitiendo que la mezcla respire mientras la proteges. Es esencial mantenerla en un lugar alejado de la luz directa del sol y donde no haya fluctuaciones de temperatura. Durante estos días, el SCOBY transformará el azúcar en una variedad de ácidos y compuestos beneficiosos.

4. Segunda fermentación (opcional)

Para aquellos que aman el toque burbujeante en su kombucha, esta etapa es esencial. Además, es aquí donde puedes personalizar aún más tu bebida. Frutas como las fresas o el mango aportan un dulzor natural, mientras que el jengibre o la menta pueden añadir un toque picante o refrescante.

5. Refrigeración y consumo

Refrigerar no solo mejora la experiencia al beber tu kombucha, sino que también ralentiza cualquier fermentación adicional. Recuerda que es una bebida viva, por lo que su sabor puede evolucionar con el tiempo.

Conclusión

La travesía de descubrir cómo hacer kombucha es tanto un arte como una ciencia. Aunque parece un proceso largo, la recompensa de beber una kombucha hecha en casa, adaptada a tus preferencias, es incomparable.

No solo es una excelente forma de experimentar en la cocina, sino que también te conecta con una tradición milenaria de fermentación. Con cada lote, te unes a generaciones de fermentadores y aprecias la maravilla de la naturaleza en una simple bebida. ¡A tu salud!