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Salud

Cómo frenar la artrosis: pasos esenciales para proteger tus articulaciones

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mujer camina parandose por artrosis

Descubre estrategias efectivas para frenar la artrosis y mejorar tu calidad de vida. Consejos basados en investigaciones actuales.

La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Conocer su naturaleza, causas y consecuencias, así como las técnicas para frenarla y prevenirla, es esencial para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

¿Sabes qué es la artrosis?

La artrosis, denominada también como osteoartritis, es una enfermedad degenerativa que afecta a las articulaciones.

Surge cuando el cartílago, un tejido esponjoso que actúa como amortiguador entre los huesos, se desgasta progresivamente a lo largo del tiempo. Esta degeneración del cartílago provoca que los huesos rocen directamente entre sí, causando dolor, hinchazón y pérdida de movilidad.

Diferencia entre artrosis y artritis

Aunque a menudo se usan indistintamente, la artrosis y la artritis son dos afecciones distintas. La artrosis se refiere a una enfermedad degenerativa de las articulaciones causada principalmente por el desgaste del cartílago articular.

Por otro lado, la artritis es una inflamación de una o más articulaciones. Existen diferentes tipos de artritis, siendo la artritis reumatoide uno de los tipos más comunes, y se trata de una enfermedad autoinmune.

Mientras que la artrosis tiene un carácter degenerativo y es más común con la edad, la artritis puede ser causada por una variedad de factores, incluidos los inmunológicos, infecciosos, metabólicos y más.

Causas

La causa más común de la artrosis es el envejecimiento natural, que provoca un desgaste progresivo del cartílago. Sin embargo, otros factores como el sobrepeso, que aumenta la presión sobre las articulaciones, las lesiones traumáticas o deportivas previas, y la predisposición genética, también juegan un papel importante.

Un estudio publicado en The Journal of Rheumatology en 2016 indica que los genes pueden ser responsables de hasta un 50% en la predisposición a desarrollar esta enfermedad.

Consecuencias y agravantes

Cuando una persona padece artrosis, experimenta síntomas que van desde el dolor moderado hasta una rigidez persistente en la articulación afectada. La hinchazón también es común y, en etapas más avanzadas de la enfermedad, puede haber una pérdida total de movimiento, haciendo que la articulación se vuelva rígida e inmóvil.

El sobrepeso y la obesidad son factores que pueden acelerar el proceso degenerativo, ya que ponen más presión sobre las articulaciones, especialmente en las rodillas y caderas. La falta de actividad física puede debilitar los músculos que soportan las articulaciones, facilitando su desgaste.

Las lesiones previas, ya sean traumáticas o por esfuerzos repetitivos, pueden predisponer a una articulación a desarrollar artrosis más temprano. Según un estudio del Arthritis Research & Therapy publicado en 2018, la dieta y otros factores metabólicos también pueden influir en la velocidad de progresión de la enfermedad.

¿A quién golpea más la artrosis?

Si bien es cierto que cualquier individuo puede desarrollar artrosis en algún momento de su vida, hay grupos más vulnerables. Los adultos mayores son especialmente propensos debido al desgaste natural de las articulaciones a lo largo de los años.

Las mujeres, particularmente después de la menopausia, muestran una mayor predisposición, posiblemente debido a cambios hormonales que afectan al cartílago. Además, aquellas personas con antecedentes familiares de artrosis o que desempeñan trabajos con movimientos repetitivos y constantes tienen un riesgo elevado.

Cómo frenar y prevenir la artrosis

Mantener un peso saludable

La obesidad o el sobrepeso incrementan la carga sobre las articulaciones. Mantener un peso adecuado puede ser una de las medidas más efectivas para prevenir o aliviar los síntomas de la artrosis. De acuerdo con la Arthritis Foundation, perder medio kilo puede resultar en la reducción de hasta 2 kilos de presión en las rodillas.

Ejercicio físico

El ejercicio regular fortalece los músculos que rodean las articulaciones, proporcionando soporte adicional y reduciendo el riesgo de lesiones. Las actividades de bajo impacto, como nadar, caminar o el yoga, son particularmente beneficiosas, ya que no ejercen una presión excesiva sobre las articulaciones.

Fisioterapia

Trabajar con un fisioterapeuta puede ser muy beneficioso. Estos profesionales están capacitados para diseñar planes de ejercicios adaptados a cada individuo, que buscan mejorar la movilidad y reducir el dolor.

Medicamentos

Hay una variedad de medicamentos disponibles, entre ellos, los antiinflamatorios no esteroides (AINE) que pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación. Siempre es crucial consultar a un médico antes de iniciar cualquier tratamiento.

Inyecciones

Las inyecciones de corticosteroides o ácido hialurónico pueden ofrecer alivio a corto plazo, reduciendo el dolor y la inflamación en la articulación afectada.

Terapias alternativas

Existen terapias como la acupuntura, que ha demostrado ser eficaz en el alivio del dolor en algunas personas. La terapia con masajes, por otro lado, puede ayudar a relajar los músculos tensos alrededor de una articulación. Las compresas calientes o frías aplicadas en la zona afectada pueden aliviar temporalmente el dolor y la hinchazón.

Errores a evitar

La automedicación puede resultar peligrosa y contraproducente. Siempre es recomendable buscar el consejo de un profesional médico. Es esencial evitar posturas inadecuadas o realizar movimientos repetitivos que puedan empeorar la situación.

Finalmente, no se debe ignorar el dolor persistente, ya que es una señal de que algo en el cuerpo no está funcionando correctamente y puede requerir atención médica.

¡No esperes más!

La artrosis es una enfermedad que puede afectar significativamente la calidad de vida. Sin embargo, con una comprensión adecuada de la enfermedad y la adopción de hábitos saludables, es posible frenar su progresión y mantener una vida activa y sin dolor.

La prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado son claves.

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